(Historia completada con otra gente.)
Abrí los ojos y la luz se filtro por la pequeña grieta. Aún se podía oír el crujir de la madera mojada.
Me levanté y busqué una de mis espadas con la que golpear a la figura que borrosamente veía
dentro de mi, tenia que concentrarme, empezar a visualizar la aquella silueta y expulsar de mi aquel intenso caos en mi interior que me trastornaba por dentro. Alcé mi espada pero me pesaba... Mi dios seguía impidiendo que atacara... Entonces decidí intentar ignorar a mi dios, hice acopio de toadas las fuerzas que me quedaban para lograr salir de aquel recinto que me tenia atrapado, donde la presencia de mi dios era tan abrumadora que apenas me podía mover. Golpee la puerta con todas mis fuerzas, pero nada paso... Intente golpear de nuevo, pero no me quedaban mas fuerzas, en ese instante me di cuenta de una cosa, ¿¿que hacia yo ahí?? ¿¿como había llegado?? y lo mas importante, ¿¿por que??. Solo podía recordar que estaba luchando en el Valle del Dragón contra una horda de no muertos, y que note una presencia que me dejó helado, no podía hacer ningún movimiento, pero lo que mas me sorprendió fue que los esqueletos también estaban paralizados, ¿¿Quien era esa fuerza??, de repente empecé a sentirme pesado, caí de rodillas, apenas podía respirar, era una sensación muy desagradable.
Intentaba incorporarme, pero me era imposible mover el mas mínimo músculo, de repente sentí un temblor en el suelo.. luego otro, y otro, parecían pasos, ¿¿pero de qué?? ¿serian los pasos del ser que me tenia ahí postrado?? Seguro que si, aunque qué puede ser? Sera él? no lo se, espero que no, las leyendas citan que es uno de los mas temibles seres que habitan el mundo de Eria, rogué desde lo mas profundo de mi que no fueran ciertas esas leyendas, pero de repente, lo vi, apareció, era todavía más grande y aterrador de lo que pueda uno llegar a imaginarse. Yo le observaba, inmóvil, intentando si quiera respirar, para que no advirtiera mi insignificante presencia, pero no fue suficiente, vino en mi dirección, y en ese instante, se me nublaron los ojos y me quede desmayado.
Entonces, después de recordar lo que paso hasta el instante de mi desmayo me percate de que la
presencia que notaba no era la de mi dios, me sentía igual que cunado quedé inmóvil en medio del Valle del Dragón. ¿Pero porque sigo vivo? seguro que pronto sabré la respuesta.
En ese instante se escuchó un sonido aterrador, algo impactó contra la pared, la cual se derrumbo como si fuera arena, y de repente la luz iluminó el pequeño recinto donde estaba enclaustrado. Se veía una silueta, no alcanzaba a verla con claridad, mis ojos aun no se habían acostumbrado a la luz.
En ese instante me percaté de una cosa, podía moverme sin la pesadez de mi cuerpo de hace unos instantes. Recogí mi espada, mi espada? no esta no era mi espada, era diferente, mas liviana, pero parecía mucho mas poderosa, ¿¿como ha llegado esto aquí?? no lo se. De repente reparé en la silueta que visualicé antes, me resultaba vagamente familiar, salí como pude de aquel recinto y ya a plena luz vi quien era la silueta. Era Lady Ergaer, la reina del clan Narog de los Elfos oscuros. Entonces, aquéllo que impacto contra la pared debió de ser uno de los Huracanes de ella. Pero.... ¿por qué? ¿por qué estaba todavía con vida? ¿por qué ha venido la reina de uno de los clanes mas fuertes de Eria a salvarme?, a mi, que no soy mas que un Caballero Shillien de rango medio. ¿ Habrá sido casualidad? Estaba hecho un lío, necesito respuestas.
Decidí preguntarle a Lady Ergaer que estaba pasando, pero antes de que pudiera abrir la boca, me di cuenta de que no solo mi espada no era la de antes, si no que mi armadura era otra!! ¿Que había pasado?? De repente, otra vez esa sensación... como la primera vez... pero... esta vez podía
moverme. Lady Ergaer debió advertir mi cara de sorpresa ya que se me quedo mirando y me dijo: "Que te sorprende tanto?" Yo me quede sorprendido mas aun, ella no lo notaba??!! no puede ser. Le pregunte si no notaba algo extraño, algo inusual, pero no me respondió, se quedo atenta, como concentrándose. En ese instante, note de nuevo el temblor debajo de mis pies, y ella se giro hacia mi con una sonrisa extraña en el rostro, "Viene a buscarte" me dijo, me quede atónito, ¿¿a mi?? ¿¿por qué a mi?? quisiera preguntarle muchas cosas, pero no sabia por cual empezar.
En ese instante, y como salido de la nada, apareció él, no muy lejos de nosotros, quede aterrado, lo he visto por segunda vez y sigo con vida. En ese instante me fije en que Lady Ergaer estaba preparándose para el combate, yo, atónito, no podía creer que iva a enfrentarse a él sola, es una locura. Se giro y gritando me dijo "Vamos!! a que estas esperando!! preparate!! o vas a caerte otra vez desmayado??!!" Yo todavía no salia de mi asombro, "¿¿Pero como piensas que vamos a poder contra el??, si solo con su presencia hizo que perdiera el conocimiento" me atreví a gritar, "Estas seguro de que no podrías con él??", ¿¿!!QUE!!?? cada vez comprendia menos y estaba mas confundido. Entonces repare en una cosa, algo que antes no estaba ahí... Lady Ergaer no había venido sola, había un Anciano Shillien cuidadosamente escondido detrás del recinto donde yo había estado encerrado.
Se me acerco y me susurro algo extraño al oído, algo que no emprendí, algo que casi no oí. Mire al Anciano y me dijo "vamos, pelea, estas listo", ¿¿listo?? ¿¿listo?? se cree que por decirme algo
incomprensible al oído estoy listo?? De repente me sentí diferente, como cuando me di cuenta de
que podía moverme al romperse la pared del zulo. Un gran poder estaba apoderándose de mi
cuerpo, en ese instante, llegaron a mi mente conocimientos que no sabia ni que existían. Los
emprendía todos, ¿¿porque?? ¿¿que me esta pasando?? No lo sabia, pero me sentía muy superior a hace un par de días.
En ese mismo instante Lady Ergaer empezó a prepara un hechizo para lanzarlo sobre nuestro
enemigo, entonces compren¡dé que era el momento de ver realmente si había cambiado algo,
invoqué mis Cubics, para mi sorpresa podía controlar hasta a 3 a la vez, cosa que antes no lo podría haber hecho, requiere demasiado nivel de concentracion mental y psíquica, pero en cambio no me suponía ningún esfuerzo ahora.
El Anciano empezó a formular hechizos sobre Lady Ergaer y luego sobre mi. Una vez finalizado
entro en el recinto donde yo había estado encerrado y salio con un yelmo, "Pontelo, te sera de gran ayuda" me di cuenta de q estaba hecho del mismo material q el resto de la armadura. Me sentía mas fuerte en cuanto me lo puse.
En ese instante el hechizo q estaba preparando Lady Ergaer impacto sobre él, el combate había
comenzado.....
El combate había comenzado:
El hechizo hizo que la bestia se girara enfurecida sobre ella y mientras cargaba hacia ella a una gran velocidad un rugido hizo estallar la batalla ordenando a sus secuaces el inicio de la masacre. El sonido de flechas y gritos de histeria retumbaban en mis oídos. Mis ojos no podían creerlo, eran millares… ¿Cómo podríamos vencer?
De los cielos apareció una figura. Él era mi compañero y hermano; lucía una armadura brillante y
un arco esplendoroso. Con la primera flecha que lanzó abrió el fuego de centenares que aparecían
de lugares estratégicamente dispuestos, era un espectáculo de sangre y devastación…
No noté su presencia hasta que lo oí a mi lado:
- No te quedes ahí plantado, y ataca!!
Era Brumton, el Abiss Walker legendario. Al instante corrió hacia el campo de batalla con tal
destreza y velocidad que en unos segundos ya estaría acechando las espaldas de la bestia para
atacarle furtivamente dejando a su paso un centenar de cadáveres que no tenían tiempo de
contraatacar…
Me sentía congelado, no sabia que estaba sucediendo, pero en un acto reflejo lance la espada al aire con la que sesgué el cuello de un Dragón que se dirigía a la carga de mis hermanos, observando como la espada volaba por los cielos, atónito del caos que estaba causando, mis piernas corrían hacia otra dirección que mi mente proponía, tomaron impulso seis o siete veces golpeando sin ton ni son a las cabezas de mis enemigos, y en menos tiempo de lo que mi mente era capaz de asimilar me encontraba saltando a diez metros de altura con la espada a mi lado para propiciar un gran golpe a aquello que siempre había temido…
Cuatro ataques bastarían para derrotarlo? Lady Ergaer, Brumton, mi hermano y yo propinamos
nuestro mejor golpe a la bestia con tal sincronización que ningún ser podría haber sobrevivido…
... Nuestro ataque impactó de pleno en él. A pesar de nuestro tremendo ataque, él seguía en pie, pero parecía desconcertado, miraba a un lado y a otro, y no era capaz ni si quiera de gritar, en ese instante empezó a sangrar, un chorro de sangre salia de su garganta, y empezó a tambalearse, tan grande como es, pisaba sin control a todas las criaturas que habían a su alrededor, hasta q cayó.
Estaba ahí inmóvil en el suelo, con la garganta desgarrada por semejante ataque. Lo hicimos,
derrotamos a Lord Ishka.
Pero no podíamos quedarnos ahí parados saciándonos con la muerte de nuestro enemigo, aun
quedaban muchos de sus secuaces a los que eliminar. Parecía que tenían sed de venganza, olian la sangre de su amo y se enfurecían aun mas.
De repente, como salidos de la nada, una horda de feroces Dragones se nos venia encima, eran
muchos y nosotros solo eramos 4.
Comenzamos a matarlos sin muchos problemas, pero cada vez venían mas y mas, y nuestras fuerzas ivan disminuyendo. La situación empeoraba por momento. Cuando ya nos empezaban a fallar las fuerzas, nos percatamos de que ya no venían mas Dragones, algo estaba pasando mas adelante.
Intentamos acabar con los últimos Dragones q nos acechaban.
Muerto el ultimo de ellos, decidimos avanzar para mirar el porque del cese del ataque de los
Dragones, y fue nada mas bordear la montaña cunado vimos a una manda de Dragones y esqueletos concentrada atacando a algo, pero por mas q lo intentaban no podían acabar con su presa.
Nos acercamos mas para ver de quien se trataba, y cuando lo vimos, no salíamos de nuestro
asombro, era Zarad con su poderosa lanza el que estaba en medio de aquel enjambre de bestias,
parecía que empezaba a flaquear cunado soltó 2 gritos aterradores y como si fuese el mismísimo
Demonio empezó a golpear con muchisima mas fuerza a los Dragones y esqueletos.
Era una visión impresionante, un solo orco destrozando a tantas bestias a la vez.
Los cuatro vimos como un esqueleto se posicionó sigilosamente a su espalda se arrancó una costilla y se improvisó una daga con la cual seria capaz de acabar con aquel orco...
Mi hermano alzó su arco y apuntó con certeza y antes de soltar la flecha me miró a los ojos y me
dijo:
-A que doy muerte hermano? al esqueleto o al orco?
-A que doy muerte hermano? al esqueleto o al orco? -Repitió-
Pero no espero mi respuesta, disparo sin pensarlo un instante mas, la flecha volo certera hasta
alcanzar la malherido ya Zarad, este al sentir hundirse la flecha en su carne, lanzo al viento un
escalofriante grito que se escuchó por todo el valle. Enfurecido el orco reunió todas sus fuerzas y lanzo un tremendo golpe que destrozo a las pocas bestias que aun quedaban a su alrededor.
Zarad se quedo mirándonos, tenia el cuerpo lleno de heridas por las que brotaba la sangre oscura y espesa. Se arranco la flecha sin mostrar síntomas de dolor era increíble que aun se mantuviese de pie. Entonces se puso a caminar hacia nosotros, mi hermano saco otra flecha y se dispuso a dispara, maldito orco bastardo dijo, se le notaba en los ojos que odiaba a los orcos, desde aquel día, pero algo me dijo que no debíamos matarlo, ese orco se había jugado su vida por ayudarnos. Cuando faltaban apenas 2 cuerpos de distancia entre el orco y nosotros este se detuvo y se sentó. Sus heridas comenzaron a cerrarse rápidamente, era increíble ese poder de curación. Al poco ya estaba completamente curado, temí que nos atacara entonces, pero comenzo a hablar con una voz ronca y profunda.
Nos hablo de una extraña cueva donde el mal se hacia presente...
… una cueva donde el mal se hace presente, donde la muerte prevalece sobre la vida, la oscuridad sobre la luz, el mal y el caos sobre el bien y la justicia…
- Es una cueva un poco mas al este de donde estamos ahora, un lugar donde quien ha entrado no ha vuelto a salir, excepto… - su rostro mostró un atisbo de rabia.
- ¿Excepto? – preguntó Lady Ergaer.
- Cuenta la leyenda que un Elfo de la luz junto a su padre, un Enano, lograron entrar y salir con
vida…
- No van a ser menos que nosotros… - le interrumpí.
- ¡¡Malditos Blancos!! – dijo mi hermano.
- Se dice que un ser maléfico reside en lo más profundo de la cueva, guardando consigo los más
valiosos tesoros que nadie pueda imaginar: armas, armaduras, escudos y joyas de todo aquel que
osó plantarle cara.
- ¿Entonces a que estamos esperando?
El orco empezó a reírse de todos nosotros:
- No creo ni que seáis capaces de atravesar el umbral de la cueva…
- Nos estas subestimando, orco.
El orco se levantó y con una mirada amenazante nos dijo:
- Vosotros cuatro, contra mí. Si me vencéis os acompañaré.
- ¿Y si no te vencemos?
- Os perdonaré la vida.
Zarad dio un salto y moviendo sutilmente su lanza nos alcanzó a los cuatro, dándonos un impacto
tan contundente que note que mis pies se separaban del suelo, volando cinco metros hacia atrás. El único que tuvo los reflejos oportunos fue Brumton que logró esquivarlo de un modo magistral, pero con el segundo impacto quedó extendido en el suelo inconsciente. Mi hermano, cuando logró
incorporarse sacó rápidamente su arco y utilizando dos flechas del carcaj como una sola las disparó; disparando con todas sus fuerzas las flechas atravesaron el robusto cuerpo del orco. Zarad sin embargo ni se inmutó. Mi hermano viendo esto se dispuso a dispararle otra flecha pero el orco le lanzo el hacha que llevaba en el cinturón partiéndole el arco.
Que deciros de Lady Ergaer, que con el primer impacto quedó extendida en el suelo y aquí estoy yo, viendo este panorama medio atontado del galletazo que acabo de recibir…
Zarad me miró y me dijo:
- ¿Solo quedas tu? ¿Quizá me haya sobrepasado un poco? – riéndose alegremente.
- No te des por vencido – dije.
- ¡¡Que valiente!! – y volvió a reír.
Con ira, alzó su hacha y con fuerza la dejó caer sobre mí. La adrenalina se apoderó de mi y de un
espadazo logré detener el hacha. Di una vuelta sobre mi pié derecho y con la inercia blandí mi
espada que iba directamente a su cuello. Cuando quise rectificar era demasiado tarde, le iba a
decapitar…
Zarad miro mis ojos y sonrió, impacté contra su cuello y la espada se quebró en mil trozos, ¿como era posible? ¿Cuánto había entrenado? ¿Tendría algún punto débil? … Acto seguido caí
inconsciente… Acto seguido caí inconsciente…
No se cuanto tiempo estuve inconsciente pero cuando recupere la consciencia estaba en un lugar oscuro y húmedo. Aun estaba un poco aturdido, supongo que debido al fuerte golpe, intente incorporarme, para mirar mejor donde esta. Entonces hoy la voz de Zarad.
-No tengas prisa, tus amigos aun no se han despertado, os tenia que haber matado, no se porque no lo habré hecho, seguro que luego me arrepiento.
-A que te refieres?.-pregunte sin comprender muy bien a que se podía referir.
-Bueno si aun estáis con vida es gracias a ti, tu fortaleza y valentía, me han sorprendido y creo que aun os podre utilizar.
Una leve sonrisa pareció percibirse en su rostro tras esas palabras, pero aun así había una latente tristeza en su cara o eso me pareció ya que los orcos no son muy dados a las muecas, sera por su dura piel o por la falta de sentimientos por la que son famosos.
-Que quieres de nosotros? Porque nos has traído aquí?- Empece a preguntar algo preocupado.
-Tranquilo habrá tiempo de explicaciones mas adelante, ahora come algo necesitaras fuerzas, ves despertando a tus amigos ya han dormido bastante.
No me atreví a llevarle la contraria, estaba desarmado y aunque tuviese un arma no serviría de nada.
Así que me dispuse a hacer lo que me dijo. Poco a poco fue despertando a Lady Edgaer, Brumton y a mi hermano. Les explique lo poco que sabia y comimos algo. Cuando estábamos acabando Zarad se acerco a nosotros con una especie de baúl. Saco armaduras para todos, eran pesadas y algo dificiles de llevar, no podríamos movernos muy bien con ellas en la batalla.
-Estas armaduras no nos sirven.-dije con cierta decepción.
-Jajaja, normal aun soy muy débiles para ellas, -mi hermano lo miro con cara amenazante- pero
todo a su tiempo. Tomar también estas armas, tampoco las manejareis con soltura pero son mucho mejores q las vuestras. Y ahora seguirme.
Nos miramos extrañados ha que se debía esta amabilidad, no era típico en un orco. Que querría de nosotros?.
Salido de aquella cueva y aparecimos en la ladera de una montaña abajo una extensa llanura abría ante nosotros, esta estaba llena de bestias inmundas que jamas había visto. Zarad se puso a pronunciar unas extrañas y tuve una extraña sensación. Mis sentidos se habían agudizado ahora podía percibir el estado de animo de mis compañeros, su vida y energía, podíamos compartir nuestros poderes.
-Bien es hora de ir de caza, no nos marcharemos hasta que controléis vuestras armas y armaduras, protegeos unos a otros y todo ira bien. Yo iré delante cubrirme las espaldas. Luchar hasta desfallecer, matar sin descanso y sin piedad, es hora de la fiesta.-Dijo Zarad una vos deseosa de sangre.
Salio corriendo hacia aquellas bestias y comenzó a repartir golpes con su lanza, las bestias caían a
sus pies, como moscas, aquella visión era espectacular y una intensa ansia de lucha rodeo mi
corazón, y salí con la espada gritando.
-ARGHHHHH!!!!. Honor y muerte!!!- grite.
Los demás salieron detrás de mi al escuchar aquellas palabras, símbolo de valentía y coraje en mi pueblo.
Llevábamos ya varios días luchando sin apenas descansar, nunca había tenido un entrenamiento tan duro...