Hola a todos y bienvenidos a mi Blog. Aqui reuno las historias que me da por escribir, son historias relacionadas con el Lineage 2 y mi servidor Eria. Espero que disfruteis leiendolas como yo lo he hecho escribiendolas.

Informacion:

Bueno he puesot un nuevo formato de blog que hace mas llevadera la lectura, ya que extiende mas el texto.

Las historias estan puestas por fecha, asique en algunas que tienen continuacion esta primero la ultima de ellas, seleccionarlas desde le menu, ais no os leereis antes el final que el comienzo.

sábado, diciembre 23, 2006

El Reino de los Olvidados ( Capitulo 8: Persecución entre las sombras. )

(La hisoria comienza aqui--> El Reino de los Olvidados. Capitulo 1: El Encuentro)


Entraron en el túnel, uno tras otro, con Drizzit en cabeza. Estaba casi completamente oscuro, apenas podían ver a más de un par de metros delante de ellos con la visión normal. Los tres elfos oscuros adaptaron sus ojos a la oscuridad, usando su visión infrarroja, algo normal en su raza, ya que habitan en las profundidades de las montañas, donde no llega ni el mas pequeño rayo de luz.


Los tres orcos también poseían esta peculiar visión, pero no la tenían tan desarrollada como los drow. Anduvieron durante largo rato por el cada vez mas estrecho túnel a una marcha no muy rápida, no querían hacer ruido y eso con los tres orcos no era tarea sencilla, de haber estado solos los tres drow, no habría supuesto ningún problema, seguramente ya habrían alcanzado las voces que escucharon en la bifurcación. De repente se escucho un golpe seco en el suelo, golpe que creó un eco en el túnel que seguramente ya habría advertido a los que iban delante de ellos. Todos se giraron para ver de donde provenía ese ruido. Se giraron todos y advirtieron con estaba Waso tendido en el suelo, aparentemente inconsciente, se acercó Mandragora e inspeccionó al orco, se podían apreciar pequeñas heridas en su piel verde, en todos los lugares donde habían estado clavados los dardos de hielo. Por lo visto no eran simples proyectiles, iban dotados de algún hechizo.


-Por el aspecto de las heridas parece algún tipo de parálisis.- Dedujo Mandragora después de investigar las heridas.- Su dura constitución mezclado con la adrenalina liberada en la batalla deben de haber neutralizado el efecto del hechizo, pero al relajarse debe de haberle hecho efecto ahora.-


-Debemos esperar a que se recupere, no debe de ser tan poderoso si ha resistido las primeras envestidas del hechizo.- Dijo Urzak incorporando a su camarada apoyándole la espalda contra la pared lateral del túnel.- Pero no podemos perder el rastro que seguíamos, debería ir alguien a investigar.


-Dejad que vaya yo.- Se ofreció Drizzit.- Si para cuando Waso haya vuelto en si todavía no he regresado, continuad el camino, en caso de varias opciones en el camino, ellas sabrán que camino he tomado.- Concluyó mirando a las dos hermanas. Tal como pronunciaba las ultimas palabras, despareció sigiloso como la noche entre la oscuridad del túnel.



Se movía a toda prisa, pero sin hacer el mas mínimo ruido. Drizzit era un experto en la persecución y el espionaje, era uno de los mejores rastreadores que existían en estas tierras. Había recorrido ya el doble del trayecto que lo separaba de sus compañeros, cuando escuchó un ruido que provenía de mas adelante. Se detuvo para poder escuchar con precisión, agachado y apoyado contra la pared para ser lo menos visible, prestó atención de nuevo para tratar de averiguar que era lo que había escuchado. A los pocos segundos, pudo apreciar de nuevo el sonido, eran dos voces, nuevamente, esta vez hablando en un idioma desconocido para el elfo, a pesar de ser buen conocedor de la mayoría de las lenguas que se hablaban en estas tierras, no entendía ni una sola palabra. Decidió acercarse un poco mas para tratar por lo menos de ver a los desconocidos. Sigilosamente se deslizó pegado a la pared, tenia que cuidar hasta el mas mínimo detalle, si no apreciaba el brillo de ninguna luz quería decir que ellos también podían ver en la oscuridad, así que tendría que tratar de no hacer ningún ruido y usar cualquier escondite que le proporcionara el terreno.


Poco mas adelante de donde se encontraba el camino torcía a la derecha y las voces se hacían cada vez mas audibles. Decidió cambiar su posición y pegarse a la pared opuesta a la que estaba, ya que si permanecía donde estaba, en cuando se acercase a la curva, seria fácilmente visible. Con un grácil salto girando en el aire para poder aterrizar con la espalda justo pegada a la pared sin hacer el mas mínimo sonido, se posicionó en la pared opuesta y continuó su avance, cada vez mas lentamente, tenía a sus objetivos a la vuelta de la esquina. Poco a poco se acerco a la curvatura del camino, totalmente adherido a la pared, apenas podía apreciarse su presencia aunque pasaras a unos centímetros de el, se acerco los últimos metros a la posición deseada y miro a la vuelta de la curva, viendo por fin a sus objetivos.

miércoles, diciembre 20, 2006

El Reino de los Olvidados ( Capitulo 7: Voces. )

Divisando la masacre agazapado en uno de los salientes no se perdía detalle. -Impresionante poderío físico.- Dijo para si mismo. Sin mas dilación desapareció entre las sombras de nuevo.


El lanzamiento de proyectiles iba disminuyendo conforme se daban cuenta que era imposible herir a semejante mole. El hechicero comenzó a formular un nuevo hechizo, fijando su atención en el orco que se les acercaba, no estaba seguro de si le daría tiempo a finalizarlo antes de que llegara su enemigo, pero era lo único que podría detenerlo. Conforme iba formulando las palabras del hechizo, la estancia se tornaba mas oscura, como si el hechizo absorbiera la luz. El grupo de Hombres de Hielo que se encontraba junto al hechicero empezaba a ponerse nerviosos, alguno de ellos incluso se giro y salió corriendo, no confiaban en que su hechicero concluyera el hechizo antes de que llegara la horrible bestia. Cada vez se oscurecía mas la estancia, la oscuridad reinaba casi al completo, pero eso no impidió que Waso tuviera fijado su objetivo, en un alarde de furia esprintó hacia el hechicero, colocándose la lanza en la espalda y agarrando su hacha del cinturón. El hacha brillaba de una forma extraña, una luz que no era absorbida por el hechizo que se estaba formulando. El hechicero tenia los ojos cerrados, concentrado lo máximo que podía, cunado de repente escuchó un grito de terror de uno de sus soldados, abrió los ojos, justo a tiempo para ver como el hacha del tremendo orco bajaba sobre su cabeza. Un chasquido resonó por toda la sala, al mismo instante que la luz volvía a llenar la estancia, dejando entrever como el hacha del orco había partido por la mitad al hechicero.

Los Hombres de Hielo que no habían huido, no dudaron esta vez , salieron despavoridos por miedo a que el orco se fijara en ellos. Mas abajo, en el grupo principal, los ánimos de los Hombres de Hielo, habían menguado en gran medida, a pesar de la oscuridad de hace unos instantes, la ofensiva de los dos orcos no cesó y las bajas en las filas de los seres gélidos siguió aumentando. Ahora eran ellos los rodeados, Waso por la retaguardia, Murak y Urzak por la vanguardia, no tenían ninguna opción, y menos quedando solo quince de ellos en pie. Salieron corriendo por donde no estaban los orcos, desaparecieron entre las sombras.



-Tendías que haber presenciado el combate, te aseguro que son ellos, nadie es capaz de hacer algo similar, excepto El.- Comentó con su compañero mientras andaban por los túneles oscuros.

-Esperemos que tengas razón, si no, estamos perdidos.-



Waso regresó con sus compañeros, todavía le quedaba algún dardo clavado cuando llegó, iba quitándose los mientras caminaba, los miraba fijamente y los arrojaba al suelo con desprecio.

-Hora de irse.-Dijo Urzak levantándose.

-Esperemos no tener mas contratiempos como este, nos retrasan demasiado.- Comentó Bekita mientras envainaba sus espadas. El resto del grupo hizo una gesto de aprobación mientras se ponían en marcha.

Atravesaron el resto de la caverna sin contratiempos. Llegaron a una nuevo túnel, era la única salida por la cual podían salir, estaban seguros de que había infinidad de puertas, pero ellos eran incapaces de verlas, y aun así, serian incapaces de atravesarlas, solo los Hombres de Hielo podían cruzar sus puertas mágicas.

El túnel era similar al que usaron para acceder a la caverna, ancha al principio y que a medida que avanzabas se iba estrechando. La única diferencia era que de vez en cuando se cruzaban con alguna obertura lateral, que daba pié a otro pasadizo, pero no era momento de ponerse a investigar hacia donde se dirigían esos pasadizos, tenían que llegar lo antes posible a su destino.

Tras caminar media hora sin ver ninguno de los peculiares pasadizos, se toparon de frente con una bifurcación, Waso miró el mapa, el cual extendió sobre el suelo para que el resto del grupo pudiera verlo también.

-¿Alguna sugerencia?- Dijo Waso en cuanto todos hubieron mirado el mapa.

El mapa indicaba claramente donde se encontraban y hacia donde tenían que ir, pero no el recorrido que deberían de tomar. La marca roja, indicando el final de su travesía, se encontraba justo en linea recta a donde se encontraban ellos, cosa que no ayudaba en absoluto a decidir que ruta tomar. Mientras discutían que entrada tomar, Drizzit se levantó y les hizo callar. Salió despedido hacia una roca que se encontraba un poco mas adentro de la entrada de la derecha, se acurruco tras el y asomo lo mínimo posible la cabeza para poder divisar lo que oía. El resto del grupo se quedo a la expectativa, conocían bien el fino oído del elfo. A los pocos minutos, Drizzit regresó junto a ellos.

-¿Qué has visto?- Preguntó Mandragora en una voz no muy audible.

-No he visto nada, el túnel tuerce a la derecha a unos cuantos metros, pero he escuchado dos voces, hablando en lengua común. Parecían estar discutiendo. Alcancé a oír que hablaban de El...- Contestó Drizzit.

-¿Qué decían exactamente, Drizzit?- Preguntó Urzak en un tono seco. Mientras se acercaba un poco a la entrada del túnel para intentar escuchar algo.

-Algo de llegar hasta El con SU ayuda. Luego su voz se perdió en la lejanía del túnel.- Contestó el elfo.

-¿Estás seguro de lo que dices, elfo?, ¿Legaron a pronunciar su nombre?- Dijo Waso.

-Estoy completamente seguro de ello. Deberíamos seguirles y sacarles información.- Propuso Drizzit.

-No tenemos más remedio. - Dijo Bekita.

-En marcha entonces. Vigilad de hacer el mínimo ruido posible, no podemos perder esta oportunidad. -Concluyó Drizzit.

En cuanto Waso guardó el mapa se pusieron en marcha, aquel fragmento de conversación que había escuchado Drizzit, les había llenado de curiosidad y ansias de saber quien osaba hablar de El usando su nombre real.



Capitulo 8: Persecución entre las sombras.