Hola a todos y bienvenidos a mi Blog. Aqui reuno las historias que me da por escribir, son historias relacionadas con el Lineage 2 y mi servidor Eria. Espero que disfruteis leiendolas como yo lo he hecho escribiendolas.

Informacion:

Bueno he puesot un nuevo formato de blog que hace mas llevadera la lectura, ya que extiende mas el texto.

Las historias estan puestas por fecha, asique en algunas que tienen continuacion esta primero la ultima de ellas, seleccionarlas desde le menu, ais no os leereis antes el final que el comienzo.

jueves, julio 05, 2007

Nuevo resurgir de Eria. Segunda parte: Devastación.

Sus pasos acelerados se escuchaban desde la sala central del castillo de Giran. Abriendo de un portazo la pesada puerta, entró jadeando, sin aliento por la rapidez con la que había venido desde los establos del castillo y su rechoncho cuerpo no estaba para esos esfuerzos.

  • -Hermano, le estábamos esperando impacientes, ¿a qué viene tanto alboroto?- Preguntó Ermenis, uno de los cinco dioses cuyo ejercito formaba parte de la Orden del Roble y el Acero.- Uno de mis informadores me aviso sobre vos, que traíais un mensaje sumamente importante. ¿De qué se trata?.
  • -Mi señor, ...-Dijo el sacerdote todavía jadeando.- Es la alianza... está en peligro..., la Horda ... todos muertos.
  • -Tranquilizaos, hermano, tomad aire y decidme qué es lo que sucede, que pasa con nuestra alianza, que males traman nuestros enemigos. -Contesto Ermenis.

El sacerdote cogió aire inhalando profundamente y se tranquilizó lo suficiente como para poder dar el mensaje a su señor.

  • -Estamos en peligro, mi señor, tenemos muchas razones para creer que toda Eria esta a punto de ser arrasada por completo.
  • -¿De qué habláis? ¿Qué os hace pensar eso? La Horda de las Sombras nunca podrá rebasar los fuertes muros de nuestras ciudades, hace décadas que son incapaces de derrotarnos, contadme, por favor, todo lo que sepáis, ¿han descubierto algún nuevo hechizo que pueda causarnos grandes daños?
  • -No, mi señor, la Horda no es nuestro peor problema, de hecho, según nuestros informadores, han sufrido numerosas bajas, llegando incluso a mermar casi todo su ejercito.-Explicó el sacerdote, que miro la cara sorprendida de su señor.- Recordareis que hace unos meses tuvimos informes de que la Horda estaba reuniendo una gran cantidad de tropas por las cercanías de Goddard, su destino era La Forja de los Dioses, donde pretendían llevar a cabo una invocación, un llamamiento a un ser de otro mundo, a un Balor.

Ermenis sabia bien de que tipo de ser se trataba, por eso su rostro paso de la sorpresa a la preocupación en un instante, un Balor era un asunto que, como le había dicho el sacerdote, podía poner en peligro a toda Eria. Necesitaba saber mas.

  • -Con qué tipo de Balor estamos tratando. Debemos tratar de pararlo.
  • -Imposible, mi señor, no se trata de un Balor común, es, es...-El rostro del sacerdote tomo un tono blanco, y muy serio.- Glor...
  • -No se os escucha.

El sacerdote miro fijamente a Ermenis al rostro, tomo aire y haciendo acopio de todo su valor, consiguió articular el nombre. -Glorbaug.

Dos horas después, cuatro de los jinetes mas rápidos del condado de Giran salían al galope del castillo dirección a las otras cuatro deidades que formaban la Orden del Roble y el Acero. Tenia que ponerlos de sobre aviso por si no lo sabían ya. Tal y como los emisarios iban llegando a sus destinos y entregaban el fatal mensaje que Ermenis les enviaba, comenzaban los preparativos para el viaje a Aden, ciudad donde se iba a celebrar la reunión de los cinco dioses. Solo disponían de cuatro días para prepararlo todo y viajar hasta Aden, tenían que darse mucha prisa.

Luthien y su ejercito fue la primera en salir destino Aden. Llevaba a la mitad de su ejercito con sigo, mientras dejó al resto para defender su ciudad, no se fiaba del todo de la información sobre la aniquilación de la Horda, prefería dejar la ciudad bien defendida. Cuando salieron de las puertas de Goddard, miró hacia el norte, dirección a la Forja de los Dioses, lugar donde, según Ermenis, había aparecido el Balor. Podía apreciarse como el cielo por aquella zona tenia un tono rojizo. "Ya ha comenzado."-Pensó. Siguieron el camino hacia Aden, todo lo rápido que podían correr los caballos, no había tiempo que perder. Llevaban unas tres horas de viaje cuando los caballos comenzaron a ponerse nerviosos, unos relinchaban, otros se ponían sobre las patas traseras, otros simplemente corrían sin control alguno, tirando al suelo al jinete o llevándolo arrastras enganchado a las riendas. Dos caballeros vinieron corriendo de la retaguardia, habían tenido que dejar las monturas desbocadas tras de si.

  • -¡¡Mi señora!!, ¡¡mi señora!! ¡¡La ciudad, esta siendo atacada!!

Luthien bajo de un salto de su corcel, que estaba comenzando a tornarse loco como el resto de animales, y se apresuro a seguir a los caballeros de vuelta a la retaguardia. Conforme iba acercándose a la cima por donde acababan de pasar hace unos instantes, podía apreciarse que el cielo se hacia mas y mas rojo, y el aire cada vez mas denso. En cuanto llego a ver Goddard, se le cayo el alma al suelo, podía verse como las majestuosas torres estaban destrozadas, de gran parte de la ciudad salían unas llamaradas inmensas que no hacían mas que alimentarse de todo aquello que abarcaban, dejándolo todo arrasado.

  • -¿Qué demonios esta pasando?-Era la pregunta que se hacían todos los presentes mientras miraban aterrados como su hogar era arrasado.

El aire se volvió mas denso todavía, y el calor comenzaba a ser insoportable, las tropas ya habían perdido toda su cordura, viendo como Goddard ardía. Un grupo de caballeros se junto, con la intención de regresar a la ciudad para intentar salvar a sus familias, salieron corriendo dirección a la ciudad, pero cuando solo llevaban cien metros de recorrido una enorme bola de fuego los arrasó por completo. Yacían en el suelo, retorcidos por el dolor de las llamas que devoraban su carne. Acto seguido, una segunda ráfaga de fuego alcanzo al groso del ejercito reunido en la cima, todavía atónitos por la súbita muerte de sus amigos. Este segundo ataque, que causo el pánico entre las tropas, vino acompañado de una tremenda acometida por algo tremendamente grande, una inmensa garra arrasó con toda una división de lanceros, haciéndoles volar por los aires. Los pocos que no huían o no yacían muertos o heridos, pudieron ver al tremendo demonio, pudieron apreciar el placer que sentía la bestia mientras chafaba con su enorme pata a un grupo de soldados que huía para salvar sus vidas.

Luthien, disparó una flecha al Balor, con el único afán de distraerlo para que sus tropas pudieran huir, ella no podía hacerle frente. Sacó otra flecha del carcaj pero antes de que pudiera ajustar la flecha a la cuerda, cayo sumisa en un mar de dolor, todos los músculos de su cuerpo parecían arder, a pesar de que ninguna llama le había alcanzado. Notaba como poco a poco iba consumiéndose de dentro hacia afuera como ardía en su interior. El Balor se quedó quieto, mirando con placer a Luthien, mirando su cara de dolor, como se retorcía. Este era uno de los hechizos que mas le gustaban al gran demonio, quemar el cuerpo desde dentro hacia afuera, hasta que las llamas acaban consumiendo el cuerpo de la victima. Luthien ya había perdido el sentido y yacía en el suelo, envuelta en llamas, al igual que su ciudad.

Aden se encontraba abarrotada de soldados, dos ejércitos al completo, uno de elfos y otro de humanos, estaban acampadas a las afueras de la gran ciudad, sus dioses, Arastil y Barena se encontraban reunidos en la sala principal del castillo, nerviosos porque los otros tres no habían aparecido y ya había pasado un día de la fecha que indicaba el mensaje que habían recibido.

Arastil no podía contenerse y se levanto de la silla, dirigiéndose a las escaleras que daban a las salas superiores, donde se podía acceder a los balcones. Necesitaba ver si se acercaba alguien. Barena le siguió sin decir nada, y cuando llegó al balcón se quedó pasmada, todo lo que alcanzaba su vista estaba ardiendo y devastado, todo lo que se encontraba mas al norte del Borde Fronterizo estaba quedando aniquilado. En ese instante accedió al balcón un soldado con la insignia de la casa de Varantir, aunque apenas se podía apreciar ya el emblema, sus ropas no eran mas que unos harapos medio quemados. El soldado estaba sin aliento, había pedido ver directamente a ambos dioses para darles la noticia en persona.

Les explicó que habían sido atacados y arrasados por un enorme ser rojizo, alado y de un solo cuerno, les contó como en pocos minutos había destrozado todo el contingente de soldados sin el menor esfuerzo. Cuando Barena pregunto por Varantir, el soldado agachó la cabeza y se desplomó en el suelo, al recogerle, pudieron ver el rostro de terror del soldado. Cuando hubo recobrado la compostura les explico con voz temblorosa como el demonio había torturado brutalmente a su señor, teniéndole suspendido en el aire mediante algún encantamiento y poco a poco iba arrancándole trozos de carne con sus tremendas uñas hasta que desfalleció, en ese instante lo fulmino con una ráfaga de fuego y lo dejó consumirse, todavía suspendido en el aire.

El soldado también les contó que había visto un soldado de Ermenis por el camino, pero estaba muerto, tenia medio cuerpo abrasado, no debió haber andado demasiado desde donde les atacase el demonio. Todavía no había acabado de explicarles este suceso cuando, al girar por alguna razón la cabeza hacia el balcón, sus ojos se desorbitaron y su rostro se quedo inerte, pálido, justo antes de desmayarse y caer desplomado sobre el suelo. Arastil y Barena se giraron de inmediato y vieron delante justo de ellos el enorme Balor suspendido en el aire, mirándoles sadicamente. ¿Cómo no se habían percatado de su llegada? ¿Porqué no habían escuchado nada? En ese instante se dieron cuenta que estaban bajo el hechizo del diabólico ser, había aislado todos sus sentidos para que no se percatasen de nada, solo con el propósito de poder capturarles y hacerles sufrir sin que pudieran escaparse.

Glorbaug los dejó paralizados a ambos, hizo que Arastil se le acercase paso a paso, hechizado, moviéndose en contra de su deseo, se acercaba peligrosamente al limite del balcón, trepó por encima de la baranda y se quedó de pie, justo encima, a un paso de precipitarse hacia el suelo. El demonio le obligo a girarse y que mirase a Barena de frente, esta no podía ni cerrar los ojos, el control que Glorbaug ejercía sobre sus cuerpos era total. De repente una de las puertas del balcón, se deshizo en añicos, dejando el suelo repleto de pequeños trozos de madera y cristal. Ambos dioses estaban aterrados, pero no podían hacer nada, solo ver como los trozos de cristal y de madera se levantaban lentamente del suelo, se acercaban lentamente hacia Arastil, amenazantes con las puntas hacia su cuerpo. Barena intento zafarse del control del demonio, pero solo consiguió que uno de los trozos de madera que iban hacia Arastil saliese despedido hacia ella, incrustandosele en el hombro. Habría gemido de dolor si hubiera podido controlar sus cuerdas bocales, pero estaba totalmente sumisa al poder del demonio. Los trozos seguían su trayectoria hacia Arastil, llegando a su cuerpo lentamente pero sin pararse. El Balor estaba disfrutando con todo esto, no podía matar simplemente a los dioses, como lideres debían sufrir los que más. Los trozos de madera comenzaron a introducirse lentamente en su carne, provocando un dolor insufrible al elfo, que intentaba como fuera liberarse del control del demonio. El dolor era intenso en todas aquellas zonas donde las grandes astillas estaban clavandosele, pero no iba a parar ahí, los trozos de vidrio que hasta el momento estaban suspendidos en el aire comenzaron a cortar le en zonas no vitales, mientras Glorbaug se reía malevolamente, viendo como el elfo desfallecía de dolor.

Una vez dado muerte a Arastil, el demonio fijó toda su maldad en torturar a Barnea, la suspendió en el aire y la bajó con una sacudida a lo que quedaba del jardín, el cual estaba repleto de cadáveres de sus soldados. Los cuales comenzaban a levantarse lentamente, malditos por el Balor, convertidos en una especie de muertos vivientes sin mas conocimiento que el de querer desgarrar a todo aquello que tuviera delante. Barena veía como el demonio la iba bajando poco a poco, hacia los soldados reanimados que la veían como una presa para saciar su agresividad. La mayoría de los soldados malditos se atacaban entre ellos, pero en cuanto se percataron de la presencia de Barena cambiaron su objetivo, dirigidos en parte por el demonio, se acercaban a la diosa que no podía hacer nada mas que ver como esas criaturas se dirigían hacia ella. Poco a poco la rodearon un gran número de ellos, no hacían nada, seguían dominados por Glorbaug, hasta que, liberandoles de su control, se abalanzaron todos sobre la presa, que inmóvil, no podía hacer nada para defenderse, solo podía notar como los malditos comenzaron a desgarrar la y despellejarla viva mientras el Balor soltaba un grito estremecedor, un grito de victoria.

Todas las ciudades habían sido arrasadas y quemadas, el demonio estaba mas que complacido con su obra, en tan solo seis diez días había aniquilado casi por completo a todos los seres de estas tierras. Elfos, Humanos, Orcos y Drows, habían sufrido las acometidas de la terrible bestia, dejando les casi extintos, con el Balor, señor del caos y la destrucción, deambulando a placer por sus tierras. Pero en su ansia de destrucción, el Balor no había caído en una cosa, la población racional de Eria no la comprendían solo estas cuatro razas casi extintas, había una más, una con la que no había contado el demonio, una raza que esconde grandes secretos y poseen un gran poder. Los Enanos ...

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